Viajar por el mundo en camioneta| Entrevista a “Ríos del Mar”

VIAJAR POR EL MUNDO EN CAMIONETA| ENTREVISTA A "RIOS DEL MAR"

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Leonardo Congregado y Jimena Soliani son una jóven pareja de La Plata que en marzo decidieron darle un cambio rotundo a su vida. Cansados de la vida cotidiana salieron a la ruta en busca de aventuras e historias inolvidables. Para eso prepararon "La Caracola", una pintoresca camioneta Mercedes Benz del año 85´que prepararon para este proyecto titulado "Ríos al Mar".
Como nos comentaba Jime, llevan una vida muy simple y analógica. Una guitarra, una libreta para escribir y una cámara de rollo. No necesitan nada más que eso para poder documentar y desarrollar esta hermosa historia de vida. Para poder costear este viaje, la pareja que se conoció en el 2019 realizan producciones audiovisuales para diferentes empresas y servicios de los lugares que visitan.
El viaje a bordo de "La caracola" no tiene límites. "Los límites son solo mentales", nos comentaba Jime. Su primer objetivo es llegar al sur de nuestro país y luego llegar hasta Alaska, pero como nos contaba Leo, quizás decidan en el medio del viaje comprarse un velero y mudar este sueño hacia Europa.
En Claromecó disfrutaron unos días para luego seguir viaje hacia Sierra de la Ventana, lugar en el que pasaron las fiestas junto a su familia. Como en esta extensa charla que tuvimos nombraron mucho al faro de nuestra localidad, me dí cuenta que se quedaron impresionados con esta imponente construcción blanca y negra.
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¡Compartimos con ustedes el video de la nota a Ríos del Mar para que puedan disfrutar de otra manera esta aventura!

Cementerio Militar Argentino de Darwin| De Claromecó a Malvinas

CEMENTERIO MILITAR ARGENTINO DE DARWIN | De Claromecó a Malvinas

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En nuestro primer día en las Islas Malvinas ya no pudimos evitar el llanto. Aguantamos lo más que pudimos pero la argentinidad salió a flote cuando visitamos el cementerio argentino. 
Recorrimos 89 kilómetros de una ruta de asfalto y ripio rodeada de paisajes similares a los de la Patagonia. Durante el camino nos sorprendieron varios rebaños de ovejas y bandadas de Cauquenes que ignoraban la existencia de la ruta y nos obligaban a detenernos. Parecía que lo hacían a propósito para que les saquemos fotos. Una vez que continuamos la marcha, en donde no faltaron carteles y señalizaciones totalmente extrañas a las que conocemos, se divisó en el horizonte una gran cruz blanca que daba el primer aviso de la llegada a un lugar totalmente sagrado. 
Al cementerio militar argentino se ve a lo lejos como una mancha blanca que resalta entre tanto gris y verde. En ese momento, empezaron los escalofríos. Una vez que lo pisamos nos invadió la emoción. Ya ahí, pudimos rendirle el debido homenaje a nuestros héroes de manera solitaria porque era muy temprano y no había nadie. Solo fuimos acompañados por el viento que nunca falta en Malvinas.
Este cementerio es diferente a todos los que conocemos. Este cementerio tiene vida, la cual se ve incrementada cada vez que un argentino lo pisa y revive el recuerdo de todos los héroes que dieron la vida en Malvinas. Algunos están identificados y otros solo son reconocidos por Dios. 
Muchos soldados argentinos dieron mucho. Los que están aquí dieron todo, y demostraron que cuando juraron defender la patria, lo hicieron de verdad.

Goose Green y Cementerio Militar argentino | De Claromecó a Malvinas

GOOSE GREEN Y CEMENTERIO MILITAR ARGENTINO | De Claromecó a Malvinas

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Una de las paradas obligadas de cualquier argentino cuando visita las Islas Malvinas es el Cementerio Militar Argentino de Darwin, lugar donde se encuentran los restos de 237 soldados que dieron su vida por nuestro país.
Previo a nuestra llegada al cementerio frenamos en Goose Green. Es una estancia muy linda con aspiraciones de pueblo en donde viven algunas familias. Durante el conflicto de 1982 estuvieron prisioneros en un galpón por más de 40 días. Por eso evitan cualquier trato con los argentinos ya que quedaron con grandes rencores desde ese momento. Si tuviese que describir el lugar, lo compararía con un pueblo de algún país nórdico como los que vemos en las películas. La gente es muy tranquila y solo se ve sobresaltada cuando llegan los turistas de quienes son muy distantes. De igual manera, nunca dejan de ser educados.
En el único bar de Goose Green se pueden ver muchas banderas británicas y remeras de veteranos de guerra británicos que las dejan de recuerdo. Este lugar conserva el estado original de 1982 con el objetivo de dejar vivo el recuerdo de lo que pasó y de todo lo que sufrieron. Cuando los dueños se enteraron que éramos argentinos, optaron por encerrarse en una habitación y cederles la atención del local a su hija. Suponemos que se debe a que no querían tener ningún contacto con nosotros.
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Por último, en ese bar nos dieron las llaves de un humilde museo en el que se ve plasmada en historias cómo se vivió la guerra en este lugar. Se exhiben fotos de aquella época y objetos de guerra, donde se destacan minas, cascos y armas utilizadas por los soldados argentinos para defender este lugar: FAL, FAP y MAG.
 El cementerio militar argentino de Darwin es un lugar maravilloso y lleno de magia que tendrá una nota aparte.
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Costumbres no Argentinas | De Claromecó a Malvinas

Por: Valentino Vitolla

ISLAS MALVINAS

COSTUMBRES NO ARGENTINAS

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Desde el primer momento que un argentino pisa las Islas Malvinas es inevitable no sentirse extranjero y visitante. El sello en el pasaporte ni bien aterrizas, el idioma o las banderas británicas son los primeros indicios de un alejamiento con nuestra cultura.


Pero a medida que nos fuimos interiorizando en la vida de las islas fuimos conociendo todos los detalles que marcan una gran diferencia entre las costumbres isleñas con las del continente. Está más que claro que es una cultura británica, pero que está adaptada en una comunidad muy cerrada de algo más de 3000 habitantes.

Los Vehículos

La primer diferencia que notamos fue en la ruta camino a Puerto Argentino. Allí sentimos uno de los sustos más grandes de nuestras vidas al ver que el auto que venía de frente venía vacío y en nuestro mismo carril. Lo primero que hicimos con mi papá fue alertarnos y agarrarnos al asiento, pero después nos dimos cuenta que realizamos una terrible ingenuidad. Es que en las islas, los autos se manejan al igual que en Gran Bretaña. Los volantes se encuentran del lado derecho y van por el carril izquierdo. Nos costó algunos días adaptarnos a esta diferencia con el continente y a no intentar subirnos al asiento del conductor.


Los vehículos en las islas son en su mayoría 4×4 por la dificultad de sus caminos. Muchos son de tosca y si bien en Puerto Argentino todas las calles están asfaltadas, tienen muchísimas subidas y bajadas peligrosas que requieren de este tipo de tracciones. Además suelen mejorarlos en cuanto a sus suspensiones y ruedas para no dañarlos en los montes de Malvinas. Predominan las Land Rover que son vehículos de fabricación británica muy pintorescos.


El manejo que tienen en las islas es digno de admirar e imitar. En todas las esquinas hay carteles de «stop» que representan a un «pare» y no a un «baje la velocidad» o un «miro para los costados y sigo» como pasa en gran parte del continente. Por más que no vengan autos de los costados, frenan y esperan unos segundos para luego retomar con su camino. Por lo que investigamos, esto no lo hacen solo por la educación, sino también por los altos costos de reparación que tienen los vehículos en caso de que se rompan. Recordemos que la mayoría de los productos vienen de Gran Bretaña, por lo que además del costo tardan algunas semanas en llegar.

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Supermercados y alimentos

Antes del viaje pensamos que quizás por ser una isla y tener poco contacto con sus vecinos iban a tener ciertas falencias respecto al abastecimiento de los alimentos y otros productos. Pero estábamos muy equivocados.


Visitamos el supermercado para conocer los productos que se venden y llegamos a la conclusión de que tienen todo lo que necesitan para satisfacer sus necesidades alimenticias y mucho más. Gran variedad en alimentos, cantidad inimaginable de bebidas, mariscos desconocidos y algunos enlatados de productos exóticos fueron de las cosas que más nos llamaron la atención. Lo único que no tienen son frutas y verduras frescas. Son reemplazadas por vegetales y frutas congelados en bolsa de alta calidad.


Practicamente el 95% de las cosas provienen del Reino Unido, salvo algunos enlatados de otros países europeos y escasos productos de Chile. De Argentina solo vimos un vino «Santa Julia».


Vivir en la Isla es muy costoso. Por lo que tardan los productos en llegar desde el viejo continente, suelen tener un valor extra. Por ejemplo comer en el restaurante más barato una hamburguesa con queso costaba £6 ($600), o una lata de gaseosa £1,20 ($120). Sin embargo, hay que tener en cuenta que el sueldo mínimo es de algo así como £1200 ($120.000) por lo que hacer estos tipos de gastos es insignificantes para ellos.


Muchos isleños se reían cuando a las 5 de la tarde pedíamos un café con leche con medialunas. Supusimos que el error estaba en nuestro inglés al decir «cookie» o «croazán», pero es que a esa hora ya estaban planeando la cena. Predominan las comidas altas en grasas y a todo le ponen bacon y salsas. Se nos hizo difícil encontrar ensaladas o pastas.Una diferencia con nuestra localidad, es que no existen verdulerias, carnicerías, pescaderías o kioskos

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Casas y edificaciones

Las casas de las islas son de estilo inglés con techos de chapa a dos aguas y generalmente de madera. Haciendo un pequeño esfuerzo nos sentimos por momentos como en casa porque era como caminar frente a los 7 chalets o la casa verde de la costanera de Claromecó.


Una particularidad de las casas es que para ingresar a las casas se hace mediante un jardín de invierno o cerramiento, que en algunas casas de Claromecó existe, para evitar que el frío ingrese a las casas.


En Claromecó se utiliza el gas envasado para cocinar y para calentar el agua del baño. En cambio, la mayoría tienen un tanque de plástico en el frente de las casas cargado con kerosene que lo utilizan para esas cosas.


No faltan los amplios jardines que en muchos casos tienen invernaderos para proveerse de las frutas y hortalizas frescas. Muchos de los jardines de Puerto Argentino me recordaban a los de Dunamar, con cercos de madera o de ligustrina, con pastos súper verdes y frondozos pinos o cipreses.

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Horarios y vida social

Por lo que estuvimos viendo, los isleños tienen una cultura del trabajo muy fuerte. Se levantan muy temprano y cuando finalizan sus jornadas suelen vincularse a actividades relacionadas a la política, el deporte o el voluntariado. Por ejemplo, quien nos revisó la valija en el aeropuerto, es un destacado político y a su vez tiene un programa en la radio. Algo así nos pasa en Claromecó, donde muchos vecinos participan en comisiones del club de fútbol, en las actividades religiosas y culturales o en la asociación de fomento.


Pero no crean que son como nosotros que somos demostrativos y nos gritamos en la calle. Pudimos darnos cuenta que solo se suelen reunir en los bares a tomar una cerveza.


Los comercios cierran muy temprano. La última noche nos encontramos con que teníamos muchas Libras Malvinenses, que tienen el mismo valor que las Libras Esterlinas pero que solo pueden ser utilizadas en las islas. Quisimos ir a cambiarlas en los locales y comprar regalos, pero a las 20:30 ya estaba todo cerrado.

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Conclusión

Creo que no quedan dudas que tienen una organización y cultura de primer mundo. Pero si naciera mil veces, siempre eligiría vivir en Claromecó.

Para ver más acerca del viaje

Faro Pembroke y campos de batalla | De Claromecó a Malvinas

Por: Valentino Vitolla

ISLAS MALVINAS

 FARO PEMBROKE Y CAMPOS DE BATALLA

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El segundo día en las Islas fue inolvidable, emocionante e histórico. En primer lugar visitamos el faro. Ubicado en el cabo Pembroke (Cabo San Felipe), es el lugar más al este de las Islas Malvinas y desde ambos lados se puede ver el mar.


El faro es más chico que el de Claromecó porque la ubicación y la altura no requiere que sea tan grande para ser visto. Desde el 2 de abril de 1982 este faro no funciona. Aquel día, desde este lugar su cuidador dió aviso a la gente de las Islas que las tropas argentinas estaban llegando.

Hoy solo es una pieza de museo que es visitado por su arquitectura y por su entorno paradisíaco que hipnotiza. Mañana voy a volver porque me quedé con las ganas de estar un rato solo sin el guía. Quizás es porque me recuerda al faro de Claromecó con la tranquilidad y los colores que lo caracterizan.


Las playas que lo rodean son maravillosas, con una arena blanca que lamentablemente no pudimos pisar porque es un territorio lleno de minas puestas por soldados argentinos que buscaban impedir la llegada de barcos británicos a estas zonas. Hoy, después de 38 años, siguen trabajando para poder sacar todas las minas y que la gente pueda disfrutar de estos lugares sin peligro alguno.


Por último, visitamos los campos de batalla de la guerra de 1982, lugar que nos dejó sin palabras y que pronto van a poder conocer. Ya de a poco vamos encontrando el paralelismo que tanto buscábamos. Conversamos con muchas personas de las Islas y de manera muy amable nos contaron cómo es la vida aquí y la visión que tienen en relación a muchísimos temas.




Para ver más acerca del viaje
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